domingo, 16 de noviembre de 2014

El chico del bar

Entró en el local donde su amiga la había citado y se sentó en una de las mesitas más alejadas. El lugar era amplio, con alrededor de una docena de mesas y unos cuantos sillones. La verdad es que estaba bien iluminado, con unos pequeños focos que colgaban del techo y alumbraban en todas las direcciones. Las mesas eran amplias y los sillones bastante más cómodos de lo que parecían a simple vista. De repente, mientras terminaba de observar el local, sus ojos se desviaron hacía el chico que estaba apoyado en la barra.Vestía una camisa de cuadros azules, con unos vaqueros ajustados y una chaqueta de cuero marrón. Se podía ver que debajo de las botas marrones, a juego con la chaqueta, se escondían unos pies grandes, alrededor de una talla 44. No pudo observar sus manos, ya que las guardaba en los bolsillos de la chaqueta y no parecía tener intención de sacarlas de allí. Subió la vista hasta su rostro. Era bastante guapo. Tenía una nariz pequeña al igual que su boca. Tenía los ojos de un color miel, como aquella que usaba su madre cuando le dolía la garganta. Su pelo marrón, alborotado por el viento, le caía hacía el lado izquierdo de la cabeza. Volvió a mirar esos ojos que tanto le habían llamado la atención. Hasta que sus miradas se cruzaron.

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